Montañero, este pueblito nos servirá de transición para llegar a nuestro fin de etapa. El descenso es brusco, alocado, solo las ruedas perciben el riesgo de rodar a tal velocidad. El aire no nos despeina, es imposible, felizmente portamos cascos en caso de caída. Y cuesta abajo, el aire, la respiración cortada, la visión extendida del paisaje que va perdiendo altura, los techos lajeados, la pizarra negroplateada, la espadaña de la parroquial, iglesia de La Magdalena. Riego de Ambrós, justo pasar. ©eW&cAc
lundi 28 juin 2010
Riego de Ambrós
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