Lo de ruina, es una constatación. Pueblito, de esos que yo llamo minúsculos, abandonado, casi perdido, cuasi desaparecidas sus casas teitadas. Lo de la animación, es casi visible, si tenemos en cuenta la decoración que le ha acordado el hospitalero templario que acoge a los peregrinos en su refugio colmado de flechas indicativas y banderas. En Manjarín las flechas tientan, 5000km a Jerusalén, 2475 para llegar a Roma, volviendo atrás; la tentación es Finisterre, pero nos decidimos por Santiago, tres cifras, 222 km. Pauta relámpago. Seguimos haciendo camino. ©eW&cAc
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