lundi 28 juin 2010

…acebos en El Acebo?




Entre el Collado y El Acebo[1], casi seis kilómetros. La ginesta es reina en el paraje, a uno y otro lado del camino. Los techos de pizarra del pueblo encandilan la vista cuando falta un minuto para las cinco de la tarde. Entramos al Acebo por su Calle Real, real, caminera y medianera. Hemos dejado atrás la cultura y la arquitectura maragata. Descubrimos, con impaciencia, la arquitectura popular del Bierzo. Un panaché de puertas, portones y portalones, solanas y soleras, la madera imperando en las fachadas, la pizarra, los aldabones, gruesos clavos y todo claveteado. Balcones colgados con finos balaustres de madera torneada, techados, apizarrados, el techo sostenido por horcones hechos columnas. El Acebo merecería que nos quedáramos allí esa noche, bajo un techo apizarrado, para caminar por su calle Mayor, y respirar un poco de la altura, de la que nos vamos despidiendo en ese final de tarde junina. Pausamos en la Posada del Peregrino, y sellamos. La iglesia parroquial del s.XVI está dedicada a San Miguel. A la salida del Acebo, otra pausa, para el recuerdo, para un peregrino. Una bicicleta se empina al cielo, sobre un pedestal, y la sostiene una vara, la del caminante. El hierro usado por el ferrallero perdurará para recordar al peregrino alemán Henrich Krausse que allí dio su último aliento, golpeado por un infarto. ©eW&cAc



[1] El acebo es un árbol de la familia de las aquifoliáceas que puede crecer entre 3 y 15 metros de altura. Sus hojas no caen, se mantienen brillantes y tienen espinas en sus bordes. El árbol echa pequeñas flores de color blanco rosáceo y un fruto tipo baya de color rojo. El acebo es maderable.

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