dimanche 27 juin 2010

Astvrica Avgvsta (Astorga)


La capital maragata, en tiempos de los romanos, fue una encrucijada de caminos. Nueve calzadas conformaban el eje de comunicaciones de la capital del conventus asturicense, calificada de urbe magnífica por Plinio. Posterior a la repoblación, hacia el 854, el núcleo volvió a brillar como carrusel de caminos: el Camino Francés, el Camino de la Plata, el Camino Real de Galicia a Madrid y la Cañada Real trashumante de la Viznara. Como buenos indisciplinados, nunca hacemos lo que nos orienta la guía del peregrino, aunque sí echamos un vistazo siempre que la duda se instala, al mapa del Camino y carreteras. Y por ello, en lugar de entrar por la desaparecida Puerta del Sol, nos vimos catapultados al casco histórico de la ciudad, buscando un sitio honorable donde pernoctar. Estoy convencido de que llegar a una ciudad desconocida un domingo al final de la tarde es un casse-tête. Todo completo, completamente todo! Y rodando se nos ocurrió interpelar a otro ciclista, no con nuestra facha, noooo!, todo un señor, de blanco vestido y portando un elegante sombrero panamá. Y fue la clave! El endomingado caballero nos condujo él mismo hasta la puerta de las Misioneras Apostólicas de la Caridad y nos dejó en manos de una monja, que nos dio las llaves de un garaje para estacionar las bicis y luego nos condujo a la celda conventual que compartiríamos un católico maronita y un cristiano contento de la suya y curioso del resto de las religiones y espiritualidades que pueblan el mundo. Respetuosos de la disciplina monástica, optamos por una ducha relajante y pa’la calle! Teníamos por delante cuatro horas justas para visitar la ciudad, cenar tranquilamente y llamar a la puerta del convento justo rayando las diez. Y eso hicimos, no fuera que llegando tarde, en lugar de bicicletas, encontráramos calabazas. Los lugares que visitamos, los compartimos con ustedes en los siguientes post! ©eW&cAc

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