vendredi 25 juin 2010

Frómista, fantasma arropado de sol


Mucho queda por andar en esta jornada de infinidad de pautas. El calor va ganando cuartel y acabará por vencernos. No podemos darnos el lujo de pasar sin detenernos en Frómista, pues no es una carrera la que emprendimos, justo un camino en que las joyas se miran y quedan allí, a la mano de los peregrinos que vengan tras nosotros. En Frómista, la joya es una iglesia romana, la de San Martín. Espléndido el románico español, rico en modillones y por la pureza de las columnas y capiteles que rodean las ventanas. Desgraciadamente, y no puedo imaginar por qué, el edificio que hiciera construir en 1066, doña Mayor, la viuda de Sancho el Mayor de Navarra, esté cerrado. Perdemos de ver una talla de Jesús crucificado que data del s.XIII así como la profusión de capiteles del interior. El pueblo parece un fantasma arropado de sol. Tampoco vimos la Santa María del Castillo ni la de San Pedro. Más que nosotros, las bicicletas también fatigan. Las empujamos hasta el Albergue Municipal de Peregrinos, llenamos de agua las cantimploras y pedimos nos acuñen las credenciales. Enfilamos rumbo a Población de Campos. ©eW&cAc

Población de Campos, en una orilla del río Ucieza

Minúsculo, termina el pueblito cuando comienza. Fue señorío desde mediados del s.XII de la Orden hospitalaria y militar de San Juan de Jerusalén o Caballeros de Rodas y Malta. Una calle solitaria nos lleva a la parte alta del pueblo donde antiguamente estaba ubicada la fortaleza de los caballeros hospitalarios y donde hoy se levanta la barroca Santa María Magdalena, patrona del pueblo que tiene su altar en la iglesia parroquial que si bien se menciona ya en el s.XIV, su estructura actual evidencia trazas del XVI. Descendemos la calle cuando el reloj del campanario marcaba las 13h12 y buscamos la salida del pueblo apellidado como su tierra, Tierra de Campos. ©eW&cAc

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