mercredi 30 juin 2010

O Cebreiro, entramos en Galicia



Este Camino, ahora tocado de la magia del paisaje gallego, nos ha colmado de experiencias. A 1330 metros de altura, los montes envueltos de suaves paños blancos, los montes vestidos de verde, la ginesta salpicando de amarillo el entorno, una suave brisa, el silencio rasgado por el aleteo de las mariposas de montaña, a 1330 metros de altura, tenemos la sensación de acariciar casi el término de la empresa. Pero no hay que cantar victoria aunque en el estribo estemos, el camino subirá un poquito más, y nos seguirá dando sorpresas. Desde el siglo IX los peregrinos se detienen en este sitio colgado que tuvo desde antaño monasterio. Un hotel ocupa lo que fuera monasterio y hospital. El caserío es de pallozas cónicas tradicionales, de bajo puntal, la piedra, la pizarra y el colmo son materiales reyes en el lugar, todo en franca adaptación con el medio montañoso. Hombres y animales cohabitaban en las pallozas, y esto, hasta finales del siglo XX. Hoy viven apenas treinta personas en el núcleo. De tipo asturiano, el edificio del santuario de Santa María la Real, construido entre los s.IX y X, se compone de tres naves y una torre, cuya campana guió a los peregrinos por esos parajes. En la explanada del santuario, una familia de los alrededores vende frutos secos y hermosas cerezas. No nos retenemos y compramos una buena cantidad. El ambiente es festivo y juvenil. Una legión de jóvenes de Andalucía hacen allí pausa. Los andaluces son simpáticos. Posan, cantan, forman algarabía, y les tomamos fotos. Una vez que el santuario queda vacío y tranquilo, entramos. Doble sellado de la credencial. El sello del santuario y el de los amigos del Camino. El sol indica el mediodía justo. Nosotros volvemos a nuestras bicicletas y continuamos el Camino. ©eW&cAc


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