mardi 22 juin 2010

El Ega envuelve a Lizarra [Estella]



Casi al mismo tiempo que Marco y Gilberto, los peregrinos italianos, dejamos el Albergue de Peregrinos de José. Sopa miso japonesa acompañada de frutos secos y barras de cereales para comenzar la jornada. A las 07h32 de la mañana, el frescor hace pedalear y el camino se enseñorea de amapolas queriendo lucirse en los sembrados de trigo. Las aguas del río Iranzu nos anuncian que pasamos Villatuerta [Bilatorta], oronda con su puente medieval y su parroquial de estilo gótico (s.XIV-XV), la iglesia de la Asunción. A la salida, en medio de un campo seco y de garrigas, se levanta la ermita de San Miguel, y que perteneciera a un monasterio hoy desaparecido.


Carretera y camino van paralelos al Ega. El río entra en Lizarra [Estella] y lo cruzamos por un puente que nos lleva a la iglesia del Santo Sepulcro, del s.XIV. El burgo data de 1090, y su fundación trajo cambios en el trazado del camino a Santiago, que era un poco más al sur. A nuestra espalda el Ega sombreado de chopos. Verde matinal rociado extendido como una alfombra frente a la iglesia, cuya fachada se hace notar por la portada compuesta por doce arquivoltas y el tímpano con el descenso de Cristo a los infiernos, los apóstoles en un friso, así como la figura de un Santiago peregrino.
Al entrar en la medieval Rúa, avistamos las alforjas amarillas de Gilberto secundando a Marco en el pedaleo. Nos detenemos y hacemos como una pareja de peregrinos ingleses, que sellan su credencial, el cuño a la vista sobre una mesita. A la izquierda se levanta el convento de Santo Domingo, abierto en 1259. A sus pies la judería y allí la iglesia románica de Santa María Jus del Castillo. Lizarra se hizo conocer por el camino, pero ganó notabilidad cuando por espacio de dos años albergó la corte carlista (1873-1875).



La Rúa, empedrada y marcada con la “coquille”, nos muestra su patrimonio de casas con puertas de ojivas o renacentistas, y donde se levanta el palacio de los San Cristóbal. La iglesia de San Pedro de la Rúa vestida su torre fuerte de andamios y voces de albañiles nos ayuda a ubicarnos en el pueblo, a la derecha la plazuela de San Martín tocada por la Fuente de los Chorros, palacios de reyes o duques, todo un abanico de historia que nos enseña el camino. Curtidores, Rúa y luego San Nicolás, y al final de ésta, la puerta de Castilla, que da paso al Camino de Logroño, y por él, hacia Santiago, nosotros. ©eW&cAc

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