jeudi 1 juillet 2010

Casanova, un caserío perdido en el camino a Compostela


A salir de Palas de Rei nos dimos de bruces con el Ruxán, un curso de agua, que junto a otros arroyos, azulea la campiña gallega en esos lares. También en el “concello” Palas de Rei están Carballal y San Xulian do Camiño. Hórreos sobre cepas y arquitectura tradicional gallega con casas de piedras se presentan al peregrino. La pausa nos permite volver al mapa. Ante nosotros, un meandro de senderos y una hermosísima corredoira (corredor?) que se desplaza sobre un lecho de piedras y rocas que transpiran calma y sosiego. Hilos de agua y fango visten la corredoira en algunos tramos. Robles a uno y otro lado del sombreado corredor. El avance con las bicicletas se dificulta. Algunos resbalones sobre la roca nos ponen en guardia, pues a esa altura del peregrinaje no hace gracia rompernos una pierna o doblarnos un tobillo. Uno de los chicos de Vigo repara su bicicleta, le ofrecemos ayuda pero está claro que anda bien preparado. Seguimos la corredoira, avanzamos por senderos arenosos y salimos a un camino, el que buscábamos, aquel donde el hito marca Casanova, y que está a sólo 60 kilómetros de Santiago. Un casanoveiro se pasea por el camino, lo saludamos, le hago mil preguntas, y hasta nos hacemos una foto juntos. En el “concello de Palas de Rei” el caserío de Casanova me regala una de las más grandes alegrías del camino, y justo este primero de julio, en que avanza la cuarentena de mi vida. Me hubiera gustado pernoctar en el albergue de peregrinos de Casanova, pero urge avanzar. Nos despedimos del señor, que nos indica la dirección de O Mato, también conocido como San Xoan. El sol va cayendo y se incrusta en los techos de las casas. Hace sombras largas en el camino y nos guía en dirección de Melide. ©eW&cAc


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