lundi 21 juin 2010

Sancho el Sabio, en Villaba, frente a la Ig. de San Andrés…


Con el sol a nuestra espalda entramos en Zuriain, bañado por el río Arga que humedece el valle de Esteribar. A uno y otro lado de la carretera, el heno espera a ser trasladado a los depósitos. Oro pajizo sobre el verde asfixiado por el calor que comienza. Zuriain está asentado sobre una loma, lo que le permite mostrar la torre campanario de su iglesia parroquial dedicada a San Millán. Descendemos, y bordeamos el camino, matizado por aquellos peregrinos que madrugaron para ganarle tiempo al sol. Apenas miramos Irotz, y ya estamos cruzando Zabaldika, No podemos pedalear a más 50 km/h, qué pena!. A la derecha se yergue el campanario de la iglesia. En Zabaldika, el camino cruza la N-135 y va al encuentro de Arleta. Desde Irotz se extiende un parque fluvial, cuyo sendero no es propiamente el camino. Tuve una visión de pueblo escondido en el monte. Nos detuvimos en la cruz del camino, depositamos una piedra para marcar el paso e intentamos bajar por un sendero en busca del pueblo medio escondido. Está al otro lado del río, nos dijo un viejo hombre apoyándose sobre su bastón. Hay que bordear el monte y luego aparece, respondió una señora que paseaba un perro. Y volvió a perdérsenos el pueblo encantado, clavado en el monte, del otro lado del Arga, sombreado de chopos. Gente haciendo jogging, otros caminando para mantener la forma, en una y otra dirección, el Arga rompiendo piedras, tirándose aquí y allá, sirviendo de espejo cuando pasamos el puente. Seguimos adelante. Arleta queda atrás y al pasar el puente Huarte [Uharte] nos recibe cuando apenas el sol ha subido. Son poco más de las nueve de la mañana. Una vecina, acodada en el alféizar de la ventana nos dice “buen camino” con una sonrisa de mil amores en sus labios octogenarios. Farmacia, quincalla y tienda de alimentación son tres prioridades en Huarte. Luego nos tomamos una pausa en la plaza de San Juan. Escogemos un banco frente a la iglesia, también de San Juan, de planta medieval reformada en el Barroco. Una pareja de ancianos y cinco damas salen de misa. Nosotros entramos para ver la Virgen Blanca parisina de 1349 y el retablo mayor, de estilo renacentista, obra de Juan de Bustamante. Desde la calle apreciamos el óculo románico conservado en la fachada principal, encima del portalón. En las fachadas de los comercios una octavilla llama a la huelga del 29 de junio. Montamos las bicicletas y escudriñamos un atelier de reparación. Ninguno a la vista. Pedaleamos por la calle principal de [Atarrabia]/Villaba hasta la iglesia de la Trinidad de Arre. Allí corre el Ulzama, y que se cruza sobre un puente medieval. Pegado al puente el albergue de peregrinos, que fuera hospital y convento. Entramos en la iglesia, silenciada por la proximidad del mediodía. El ábside nos confirma la factura gótica del edificio original. Volvemos atrás, por la misma calle, y aunque vemos peregrinos a cuenta gotas seguir las flechas del camino, preguntamos y preguntamos, quizás por aquello de hacer hablar a la gente, de asegurarnos que vamos por el “buen camino”…©eW&cAc

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